lunes, 9 de agosto de 2010

Matrimonio en Euoropa

Me estoy yendo a Europa con Juan y los chicos menos Julius. Me da pena dejarlo pero esta muy nervioso y enfermizo últimamente y así no va a disfrutar el viaje. Ayer me fui a comprar las maletas nuevas. Grandes. Para que entre todo lo que necesito llevar y las cosas que compraré para traer. Ya me imagino paseando por todas las tiendas: Channel, Pierre Cardin, Christian Dior… me parece un sueño estar volviendo al mágico continente estoy enchanté. No puedo llenar ese vacío que siento tras la muerte de Cynthia pero este viaje me va a servir para distraerme y cambiar de aire.
Estoy feliz por Bobby y Santiaguito… van a conocer tantos lugares que su papi siempre quiso que visiten: el Big Ben, el palacio de Buckingham, la Capilla Sixtina, la Torre Eiffel, etc. Ay darling pero me da pena mi Julius se va a quedar con toda la servidumbre. Él los quiere mucho y yo también les tengo aprecio; pero imagínate ya lo veo diciendo “en denantes”, “dijistes” y todas esas palabras mal dichas. No es lo mismo que educarse con gente de nuestra clase en esta etapa tan importante de su vida en la que aprende tan rápido. Por suerte va a tener clases para prepararse para ingresar al colegio todo el verano mientras estamos de viaje con una muy buena profesora que lo va a ayudar. Cuando volvamos lo voy a engreír mucho para que sepa que su mami lo adora. Es tan tierno mi Julius!

 
Juan está tan ilusionado de visitar a sus amigos y presentármelos. Dice que todos están casados con mujeres encantadoras como yo. Siempre me halaga mi darling. Me hace sentir una maravilla. ¡Estoy tan enamorada! Bueno, diary, tengo que terminar de sacar mis cosas para que mañana Arminda me arme las maletas y salgamos rápido al aeropuerto. Ahora te usaré de bitácora de viaje.


!Comprando en Europa!

 
Sofía Caravedo
Susan Linda

Me Enamoré

Dear diary,


Ayer conocí a mi prince charming. Estaba en una reunión donde Sissy Montagne y estábamos tomando unos gin and tonic y de pronto volteé y vi a un hombre un par de años mayor que yo que parecía el conde de alguna ciudad española. Churrísimo darling. Pero una mujer con clase no se acerca a hablarles a los hombres. Por suerte Sissy se acercó y me dijo “Susan, quiero que conozcas a mi primo Juan Lucas” y me llevó del brazo justo hacia él. Nos miramos y me sentí tan cómplice; supe que había una conexión y empezamos a hablar… nos reímos mucho, me contó de sus proyectos. Se notaba un hombre serio, con muchas aspiraciones en la vida y encima me tenía loca con su particular sentido del humor y su sonrisa de actor de Hollywood, darling.

 
Rápidamente me di cuenta que era el hombre que quería y el modelo que necesitaban mis hijos. Sería un excelente padrastro: le enseñaría de negocios a Santiaguito, practicaría deporte con Bobby, engreiría como a una princesa a Cynthia y sería la figura paterna que casi no tuvo Julius. Juan Lucas no tiene hijos pero siempre ha querido tener y cuidarlos… lo que sí tiene sobrinos a los que visita y compra cosas en sus viajes. Siento que mi vida vuelve a cobrar sentido, que vuelvo a tener una ilusión.

 
Siento que yo también le gusto pues me miraba y me hecho algunos piropos sobre mi “encantadora sonrisa” y mi elegancia varias veces. Hemos quedado en salir un día de estos. Me va a llevar a un café nuevo que han abierto en San Isidro y dice que se muere por conocer a los niños.


Mi cara al ver a Juan Lucas

Sofía Caravedo,
Susan Linda

lunes, 2 de agosto de 2010

Un buen jalón de pelos

La verdad es que nunca me llevé bien con Nilda, esta bien que yo me haya estado preocupando más en desnudarme frente al enfermero, pero no todo es mi culpa.

Bueno, esta monumental pelea inicia porque yo me distraje unos minutos, y Julius se escapó.

A consecuencia de esto, se originó una brutal pelea entre Nilda y yo, pero luego nos dimos cuenta que tendríamos que haberlo estado buscando.

Luego, es que me he enterado que Palomino estaba ahí sólo para verme cuando en realidad su trabajo era cuidar a Julius.

Bueno, gracias a Dios, a Julius se le dio por salir con su amigo el pintor y no le pasó nada. Luego, Julius me ha contado que se fueron a tomar un refresco, y luego pasearon por ahí.

Lo importante es que no le pasó nada malo al niño Julito.


La casa de Chosica, mírenla que linda

Vilma

La muerte de Cinthia

Cinthia se fue a Estados Unidos para curarse de su enfermedad. Siempre me mandaba cartas contándome como era todo allá. Me contaba como la trataban las enfermeras y los médicos de la clinica en la que estaba internada. Mi mamita también me escribía y también les escribían algunas cartas a Juan Lucas, a mis hermanos y a los sirvirntes.

Un día, Juan Lucas no se despegaba del teléfono y tenía cara de preocupación. Yo no sabía qué pasaba. Juan Lucas recibió una llamada. Cuando colgó, anunció que él y Santiago iban a viajar a Boston de inmediato. Santiago se puso a llorar. Juan Lucas y Santiago viajaron a Estados Unidos pero nadir fue a despedirlos al aeropuerto. Nadie sabía cuando iban a volver.

En la noche, cuando yo ya estaba en mi cuarto acostado, nos visitaron tíos Lastarria. Nilda gemía, gritaba. Todos lloraban. Yo solo rezaba. Ahí comprendí lo que pasaba. Ahí comprendí que Cinthia había muerto.

Mi mamá, Juan Lucas y Santiago volvieron de los Estados Unidos. Inmediatamente nos fuimos al cementerio para enterrar a Cinthia. Un sacerdote habló cosas lindas de ella. Todos estábamos tristes, deprimidos. Mi casa, desde ese momento se oscureció. Me recordó la muerte de mi papá. Yo quería muchísimo a mi hermana Cinthia y me da mucha pena que ya no esté conmigo. Todavía extraño los lindos momentos que pasábamos juntos, porque ella era la que más me entendía.


Cuando se llevan a Cinthia


Julius
Escrito por: Aitana Saco

Una aventura en Chosica

Cuando Cinthia se fue al cielito, mi mamá, Juan Lucas y mis hermanos se fueron a Europa. Yo, como estaba un poquito enfermo, me tuve que ir a Chosica para curarme prontito. Fui con Nilda, Vilma, Arminda, Celso, Daniel y Carlos. Mi mami me escribía de vez en cuando para contarme dónde estaban y qué habían hacho. El doctor siempre iba a verme y me ponían inyecciones y cada vez estaba un oquito menos enfermo. Todo iba muy bien en Chosica.

Un día estaba paseando con Vilma por Chosica y encontré a un pintor norteamericano. Tenía barba y estaba usando zapatillas de tenis y una pipa. Se llamaba Peter y era tartamudo. Me llamó mucho la atención lo raro que ea. Cuando nos vio, nos preguntó si podía hacer una pintura de nosotros. Terminó de dibujar el diseño pero no lo pintó porque yo estab un poquito cansado.

Despuésfuimos a un restaurante. Nilda empezó a contar mil historias de la selva. Peter también contó historias sobre su viaje a Sudamérica. Había estado en Tarapoto, Tingo María, Iquitos, Brasil, Amazonas y muchos más lugares. Luego de un rato nos tuvimos que ir porque se hizo un poquito tarde.

Me moría de ganas de volver a encontrarme con Peter. Siempre le decía a Nilda, Vilma o Arminda que me lleven pero todos estaban muy ocupados con otras cosas. Como no tenía nada que hacer y nadie me hacía caso, me escapé y me fui a Chosica Baja para buscar al pintor para que me cuente más historias sobre su aventura en Sudamérica.

Llegué al mercado y ahí estaba Peter, siempre con la pipa en la boca y hablando castellano con un acento extraño. Peter me dio el cuadro terminado y pensé que se vería bonito colgado en alguna pared de mi casa de campo. Después me llevó a un restaurante sobre el río a tomar una gaseosa. Estuvimos conversando un largo rato. Yo le conté sobre mi familia, sobre mi mamá, mis hermanos y hasta le conté sobre Cinthia y como se fue al cielo, al lado de Diosito. Él también me contó cosas. Me contó cómo se volvió tartamudo, la historia del hotel en donde estaba hospedado, y muchas historias más.

Nos quedamos hablando un rato más al lado del río, intercambiendo fotos y contando más historias. Después de un rato, decidí regresar a casita porque ya debían de estar preocupados. Lo que yo no sabía era que Peter partía el día siguiente. Me hubiera gustado pasar más tiempo escuchando las historias del pintor.


Fue la primera vez que pasé por un puente colgante, estaba muy emocionado.



Julius

Último día de trabajo en la casa del niño Julito

Lima,
Marzo, 1945

Hoy fue el último día que trabajé en la casa de Julito. Con mucha pena, pero la verdad es que primero es mi dignidad. Cómo es posible que un jovencito como Santiago abuse de mí de esa manera, yo soy una persona que merece ser tratada bien.

El joven Santiago abusó de mí sexualmente, así es. Ahora si me siento libre de decirlo: en pocas palabras, fui violada.

No fue la primera vez; pero sí la última. Julius estaba conmigo en mi cuarto y Santiago entró, lo votó y me violó una vez más. No, nunca dije nada por lo que era el hijo de mi patrona, pero yo ya estaba harta de que abusaran de mí en esa forma tan cruel y descarada. Celso y Daniel, que también estaban enterados, no hablaban por la misma razón, pero Nilda no pudo más con el maltrato y me liberó.

Yo ya no pude más y renuncié. A quien más extrañaré será a Julius, yo ya me sentía como una madre para él.


Mis maletas afuera de la casa del niño Julito


Vilma

sábado, 31 de julio de 2010

Poco tiempo antes del recital

Lima
Noviembre, 1945

El jovencito nunca podrá asistir a mi recital, él no emprende bien sus lecciones. No hace más que quejarse y quejarse, ¡Lo que necesita es disciplina! No sé que enseñarán en casa. En cambio, yo emprendo disciplina. Mala postura, reglazo. Monyecas bajas, reglazo. No emprende lecciones en casa, reglazo. Se sigue rogando puntualidad. Tiempo de atraso, tiempo menos de lección. Si él hacer esto, podrá asistir a mi siguiente recital. Por el contrario, se necesitarán más alumnos, o el negocio se irá a la quiebra. 

Se necesitan alumnos talentosos con disciplina, y Julius es mi único alumno. El jovencito no tiene talento, menos disciplina. No emprende bien sus lecciones. Siendo la nieta de Beethoven, merezco alumno mejor. El negocio se va a la quiebra, no tengo dinero, y el Judío mordaz no paga la renta. Él interferir en mi recital, y se le echará a la calle.

No tiene dinero para pagar, y yo necesito el dinero. Pero no podré botarlo. Durante las nieves, no se echa a nadie a la calle. Es un judío mordaz, sí, no tiene respeto hacia mi trabajo. Espantó a mi alumno más talentoso, malogró el anterior recital. Este recital lo tengo que emprender yo sola. Él malogra recital de nuevo, será echado a la calle cuando pasen las nieves. En invierno no se echa a nadie a la calle. 

4:59. La puntualidad es apreciada, es necesario salir al escenario a emprender la función. Tiene que ser un buen recital, pero mis dedos están congelados, el invierno es muy crudo. Es necesario seguir tejiendo chales, las nieves van a empeorar. 5:00, el recital comenzará a ser emprendido. Se espera que un alumno talentoso desee emprender lecciones conmigo al terminar el recital. 

Pensando en mi querida Alemania.
Ahí la gente sí es puntual

Frau Proserpina

Minutos antes de la primera lección con el jovencito Julius

Lima
Octubre de 1945

4:01... Este jovencito que no llega, ¿Tocará bueno el piano? Su padre ha afirmado que es el mejor de su escuela pero, ¡Estas escuelas de Lima! Si fueran como las de Alemania, ¡Todos emprenderían bien sus lecciones! Disciplina, sí, eso es lo que les falta, va a ser necesario emprender disciplina con el nuevo alumno.

¿Quién habrá sido su anterior maestra? El jovencito explicará a su profesora qué tipo de ejercicios emprendió con su anterior maestra, es necesario comprender qué estudios han emprendido juntos. Si no han emprendido ningún estudio considerado como serio, tendremos que emprender todo desde la hoja número cero. Es necesario revisar la hoja cero, sí, puedo estar segura que no han emprendido ningún estudio serio.

Mi persona tendrá que enseñarle a ser un buen discípulo. No estar permitido pensar en las musarañas durante mis clases, y hay que tocar levantando las monyecas. Si no cumple con las reglas, ¡Zas! va a ser necesario emprender disciplina. Los reglazos en las monyecas serán el castigo. Sí, habrá que hacer que levante las monyecas, es necesario que aprenda correctamente sus lecciones.

4:02, el jovencito sigue sin llegar. También es necesario que aprenda de puntualidad, sí, muy necesario, se ruega puntualidad. Dos minutos de atraso, dos minutos menos de lección. Habrá que decirle eso. Yo no soy persona que pierde su tiempo, menos si el invierno está tan crudo. Caerá mucha nieve, habrá necesidad de tejer más chales.

Creo divisar al jovencito entrar. Se le rogará puntualidad; tres minutos de atraso, tres minutos menos de lección. Los horarios están hechos para ser respetados. Deberá aprender más ejercicios de su cuaderno de solfeo cuando no ser puntual, y se espera que tenga buena oreja para la música, el haber sido recomendado como alumno de importante talento. El jovencito se acerca, comencemos a emprender lecciones.


Fiesta de disfraces,
reencuentro de la familia Beethoven, 1900


Frau Proserpina